Durante la celebración del primer día del Solemne Septenario a Nuestra Señora de los Dolores, se va a hacer entrega con motivo de la Coronación Canónica, por parte del predicador del mismo, el Rvdo. Sr. Fray Juan Franco Pérez, de una reliquia del Capillis Beatae Virginis Mariae, es decir, del Cabello de la Santísima Virgen María.

Dicha reliquia posee su auténtica, es decir, el documento que certifica la autenticidad de las partículas del cabello de la Santísima Virgen.

La auténtica está firmada por el Cardenal Patrizi, Vicario General de su Santidad el Papa Gregorio XVI, Juez ordinario de la Curia Romana y sus distritos, que expide el documento de autenticidad en el que refleja textualmente (traducido del latín):

“A todos y cada uno de nosotros que hemos examinado y que hacemos constar en la presente, hacemos una promesa y damos fe de que nosotros, para la mayor gloria de Dios Todopoderoso y la Veneración de sus Santos, reconocemos las partículas sagradas del cabello de la Santísima Virgen María.

Estos extractos auténticos los colocamos reverentemente en una caja de plata, protegidoa y bien cerrados, y amarrados con una cuerda de seda roja, y sellados con nuestro sello, con la opción de mantenerlos juntos, de dar a los demás, fuera de la ciudad, y en cualquier iglesia, oratorio o Capilla del Estado para la Veneración de los Fieles. En cuya fe hemos ordenado estos certificados, firmados por nuestra mano, y fijados en nuestro propio sello, por el abajo firmante, hemos ordenado que se prepare el Guardián de la Sagrada Reliquia.

En nuestra casa de Roma el 18 de julio del año 1844”

La Asunción de la Virgen María es Dogma de Fe proclamado por el Papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus. Por su asunción corporal a los cielos no existen en el mundo reliquias del cuerpo de la Virgen María en la tierra, sí se conservan, por ventura de Dios, algunos de sus hermosos cabellos en diversos sitios de nuestro mundo.

En Roma en la basílica de Santa María la Mayor, de la Santa Cruz de Jerusalén, de santa Catalina de Siena, y en la iglesia de santa María de Campitelli; y también en la catedral de Messina, en Sicilia.

En Alemania se veneran en Emmerich am Rhein, Westfalia, enviados allí por los papas san Gregorio Magno y Segio II; en la abadía de san Eucharius y san Matthias, en Treveris; en la iglesia de san Paulino, en Trier; en la abadía cisterciense de Himmerode; y en el monasterio benedictino de Prüfening, en Regensburg.

También se sabe de relicarios que contienen extractos del cabello de la Virgen en el convento agustino de Ranshofen, Austria y en la catedral de Linköping, la segunda diócesis más antigua de Suecia.

En España se veneran estas reliquias en el monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza, Burgos; en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, Asturias; y en la catedral de Valencia.

A partir de hoy contamos en Sanlúcar con esta reliquia que contiene las partículas sagradas del cabello de la Virgen María, a la que rendiremos culto y veneraremos en este lugar del mundo, la Iglesia de la Santísima Trinidad.

La teca donde se contiene la reliquia sellada, se ha colocado en un exquisito relicario diseñado y realizado por el orfebre cordobés Manuel Valera en plata de ley, y partes sobredoradas. Lleva engarzados zafiros, aguamarinas y topacios azules. Una auténtica joya que ha sido donada en su integridad por la comisión de hermanas y devotas de la Santísima Virgen, que tanto bien están haciendo en pro de su Coronación Canónica.

La reliquia se portará bajo palio de respeto hasta el presbiterio, donde será colocada ante la mesa de altar. Posteriormente en un manifestador, ocupará un lugar en el altar de Septenario de Nuestra Señora de los Dolores durante todo su Septenario. Asimismo, una vez separado el viril del relicario, lo portará la Sagrada Imagen de la Virgen en ocasiones especiales.

Damos las gracias al Señor, por poner en nuestro camino a personas como Fray Juan Franco, que siempre está al servicio del Señor y de la Virgen y que ha confiado en nuestra Hermandad la propiedad y custodia de esta preciada reliquia, de gran importancia en toda la cristiandad, pues se trata nada menos que de unas partículas sagradas de la Madre de Dios